Nuestra historia
En 1963, Rafael Gutiérrez Salazar decidió dar vida a un sueño que había acariciado durante años: fundar un bar en Málaga. Con una pasión desbordante por la gastronomía y el deseo de crear un espacio acogedor para la comunidad, Rafael abrió las puertas de su bar en un pequeño local del barrio de Carranque. Desde el primer día, su objetivo fue ofrecer un lugar donde los malagueños pudieran disfrutar de buena comida, un ambiente cálido y un trato cercano.
El bar rápidamente se convirtió en un punto de encuentro para amigos y familias, gracias a la calidad de sus platos y la atención personalizada que Rafael brindaba a cada cliente. Su enfoque en utilizar ingredientes frescos y locales hizo que los platos fueran un reflejo auténtico de la rica cultura culinaria de la región. Con el tiempo, el bar se ganó una reputación envidiable, atrayendo tanto a lugareños como a turistas que buscaban una experiencia auténtica.
A lo largo de los años, el bar ha evolucionado, pero la esencia del sueño de Rafael sigue viva. Su legado perdura en cada rincón del local, donde las risas y las conversaciones se entrelazan con el aroma de la comida casera. Hoy, el bar es un símbolo de la hospitalidad malagueña y un testimonio del esfuerzo y la dedicación de Rafael Gutiérrez Salazar, quien con su visión y pasión, dejó una huella imborrable en la historia de la ciudad. Huella que a continuado las siguientes generaciones.
El legado de Rafael Gutiérrez Salazar no solo se limitó a la fundación de su querido bar en Málaga, sino que también fue continuado con gran dedicación por su hijo, Luis Gutiérrez Ortiz. Desde muy joven, Luis se sintió inspirado por la pasión de su padre por la gastronomía y la hospitalidad, y tras la jubilación de Rafael, tomó las riendas del negocio, comprometido a mantener viva la esencia familiar del bar.
Durante 59 años, Luis ha trabajado incansablemente para honrar la tradición que su padre estableció. Con un enfoque en la calidad y la autenticidad, ha mantenido el menú original, al tiempo que ha introducido nuevas propuestas que reflejan las tendencias culinarias contemporáneas. Su habilidad para combinar lo clásico con lo innovador ha atraído a una nueva generación de clientes, sin perder de vista a los fieles que han estado con ellos desde el principio.
Luis también ha hecho hincapié en la importancia del Cliente, Bajo su liderazgo, el bar se ha convertido en un lugar no solo para disfrutar de buenos desayunos, sino también para crear recuerdos y fortalecer lazos entre amigos y familiares.
A lo largo de estas cuatro décadas, Luis ha demostrado que el amor por la gastronomía y el compromiso con la calidad son valores que trascienden generaciones. Su dedicación ha asegurado que el legado de Rafael Gutiérrez Salazar siga vivo, convirtiendo el bar en un símbolo de la tradición malagueña y un lugar donde cada cliente se siente como en casa. Así, la historia de la familia Gutiérrez continuo.
La nueva generación, representada por Luis Miguel Gutiérrez Velasco, el nieto de Rafael y el hijo de Luis. Desde muy joven, Luis Miguel ha estado inmerso en el ambiente del bar, aprendiendo de las enseñanzas y la pasión que su familia ha cultivado a lo largo de los años.
Con una visión fresca y moderna, Luis Miguel ha tomado la responsabilidad de llevar adelante el negocio familiar, manteniendo la esencia que lo ha caracterizado desde su fundación. Su enfoque se centra en la innovación, buscando nuevas formas de atraer a los clientes mientras respeta las tradiciones que han hecho del bar un lugar especial.
Luis Miguel también ha implementado prácticas sostenibles, buscando proveedores locales y promoviendo el uso de ingredientes frescos y de temporada. Su compromiso con los clientes es evidente.
A través de su dedicación y creatividad, Luis Miguel no solo honra el legado de su abuelo y su padre, sino que también lo enriquece, asegurando que el bar siga siendo un punto de encuentro vibrante y acogedor para todos. Con su energía y pasión, está construyendo un futuro brillante para el negocio familiar, garantizando que la historia de los Gutiérrez continúe siendo un pilar en la vida de Málaga y Carranque por muchos años más.